¿Qué debo saber si estoy pensando en comprar un coche eléctrico?

Consejos comprar coche eléctrico

El Gobierno, siguiendo las directrices de la UE, ha establecido para el año 2040 el fin de la venta de turismos de combustión. Este tipo de noticias generan inquietud entre los conductores que están pensando en cambiar de coche a corto y medio plazo. La alternativa de comprar un eléctrico ya está en el mercado. Con independencia del debate suscitado sobre si estos son más o menos ecológicos que los otros, en las siguientes líneas vamos a intentar aclararles, desde una perspectiva práctica, algunas de las dudas que le pueden surgir. Hemos probado varios coches de este tipo, por lo que esta información surge en parte como fruto de la experiencia, así como de los datos facilitados por los fabricantes y de fuentes especializadas.

Ante la decisión de adquirir cualquier vehículo, la pregunta clave es para qué lo quiere. Si la respuesta es un uso eminentemente urbano, de ciudad y del área metropolitana, incluso a núcleos cercanos, el coche eléctrico es una buena opción. Aunque muchas marcas tienen versiones 100% eléctrico, Nissan, Renault, BMW y Tesla son los fabricantes que actualmente más los promocionan.

Para viajar, sólo los de más alta gama, como los Tesla, ofrecen una autonomía aceptable. Aunque existen alternativas: la más ocurrente es la de Nissan, que ofrece el acceso a un coche de combustión gratis durante 14 días al año, para que el propietario de su modelo electrónico Leaf pueda hacer uno o varios viajes por carretera.

Según declara la marca, las nuevas versiones del modelo más vendido, el Nissan Leaf, tiene una autonomía de 270 kilómetros en el ciclo combinado (carretera-ciudad) y 389 en el ciclo 100% urbano, de acuerdo a la homologación WLTP.

Un aspecto importante que hay que tener en cuenta es que este aspecto en los eléctricos se comporta a la inversa que en los de combustión: consumen menos en ciudad y más en carretera, exactamente al contrario que los tradicionales.

Ello se debe a que el gasto de energía sube con la velocidad alta, mientras que los de gasolina y diésel consumen sobre todo con las paradas y los arranques de las caravanas y los semáforos, y al circular a marchas cortas. Además, hay que tener en cuenta que a estos turismos les afectan factores tales como las rampas (cuando circulan por zonas escarpadas y montañosas consumen mucho más) y otros, como el uso del aire acondicionado.

En el caso de Tesla, que fabrica vehículos de lujo, la compañía declara para el Model S una autonomía de hasta 632 kilómetros; y para el Model X, de hasta 565. El nuevo modelo, el Model 3, pensado ya para el gran público, declara una autonomía que va de 354 hasta 499 kilómetros.

Hoy por hoy el precio es uno de los mayores escollos, ya que es mucho más elevado que la media de los utilitarios convencionales. El Leaf tiene un precio base, según la web de Nissan, de 33.300 euros. La inversión se puede reducir si la compra coincide con algunos de los planes de ayudas estatales y autonómicos, y de hecho el Gobierno ha anunciado un fuerte paquete de subvenciones en el año 2020.

En el caso de Tesla, los precios de los que ya están a la venta no son aptos para la mayoría de los bolsillos: el Model S cuesta a partir de 91.580 euros; y el Model X, a partir de 98.330 euros. En cambio, aunque todavía no se comercializa en España (lo hará en las próximas semanas), en EEUU la versión más económica, el Model 3, tiene un precio de salida de 35.000 dólares (unos 30.700 euros).

Este es el factor más competitivo que ofrece un coche eléctrico, la posibilidad de olvidarse de ir a la gasolinera más que si se le olvida comprar el pan un domingo. Según los cálculos que ha realizado la prestigiosa revista especializada en el mundo del motor Car and Driver, la recarga para una autonomía de unos 200 kilómetros de un Nissan Leaf (el análisis está basado en el modelo anterior) va desde 2,3 hasta 5,5 euros, en función de la tarifa contratada y si se carga en las horas baratas cuando tiene discriminación horaria en el hogar (por la noche). Para que un coche diésel de los más modernos, de muy bajo consumo (con un promedio en condiciones ideales de 4 litros a los 100) haga el mismo recorrido necesitará un mínimo de diez euros, al precio actual del combustible (1,25 euros por litro de gasóleo, que va a subir). En este punto, el del consumo, el eléctrico es imbatible.

¿Tienen mantenimiento?

Es otro factor claro de competitividad en favor del eléctrico frente al convencional: casi no tiene que pasar por el taller para nada. No hay que hacer cambios de aceite ni filtros ni correas, y las revisiones son mucho más espaciadas en el tiempo. Además, las averías son poco habituales y únicamente de tipo electrónico o por la batería, pero no mecánicas (más allá de los neumáticos y los frenos).

La forma de uso de este tipo de vehículos es equiparable a la de un móvil: se usa durante el día y se recarga por la noche, cuando sea necesario. Generalmente, con un uso urbano y metropolitano normal (unos 40-50 kilómetros al día de media) habrá que enchufarlo cada cinco días. Para ello, la misma marca del vehículo facilita la instalación de un cargador en el garaje del domicilio. En los aparcamientos comunitarios no es necesario pedir permiso a la comunidad, ya que estas instalaciones están protegidas por ley.

En este punto, aparece el mayor temor manifestado por los potenciales clientes, que es el de quedarse sin batería en la calle. En estos casos existen varias opciones: hay una red, fruto del programa de fomento del coche eléctrico Zem2All, que está disponible en los ‘parkings’ públicos municipales. Fuera de la ciudad, existen numerosos puntos de recarga en grandes superficies, hoteles y, cada vez con más frecuencia, también en gasolineras, que pueden servir asimismo en el caso de hacer un uso de más largo recorrido.

En la peor de las circunstancias, el coche se puede enchufar a la red convencional en cualquier sitio, sólo que la carga será más lenta y habrá que esperar un buen rato antes de volver a usarlo con un mínimo de autonomía.

Sobre este aspecto, y a modo de conclusión, viene bien recordar que los usuarios del programa experimental Zem2All apenas utilizaron los puntos de recarga fuera de sus casas durante los meses que duró la prueba.

Fuente: diariosur.es

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